viernes, abril 26, 2024
Sobre el patrimonio

Reflexión sobre patrimonio (3)

2020 Reflexiones alrededor de la cultura

Por el Arq. Jorge Caballero

Cómo se podría entender el patrimonio en Colombia

La reflexión sobre patrimonio (2) nos llevaría a buscar su inicio con el proceso de Independencia por su coincidencia temporal con lo que allí se dijo. Pero su noción amplia que fue expuesta en la reflexión sobre patrimonio (1) permite darle una mayor amplitud, sobre todo con el fin de darle una amplitud más ajustada a este territorio equinoccial.

Los primeros abrigos (rocosos o creados) y los alimentos, sin mucha reflexión se pueden asumir como lo primero que atesoró el ser humano en su proceso de conciencia sobre el mundo natural que lo rodeaba. Los logros en apropiación creativa de los recursos del medio (el fuego, las armas y los utensilios) asociados a la subsistencia nómada debieron adquirir ese rango de bien preciado.

Poco a poco, con la sedentarización asociada a la agricultura y paulatina (en el Abra del Tequendama), pero intimidante asociado a ella, la aparición de enclaves de intercambio (comercio), amplió y diversificó esos bienes preciados; los anteriores bienes, por asumidos o superados, fueron pasando a un segundo plano. Aquí aparece claramente la noción de legado: familiar y/o de tribus o clanes y, de ahí, el paso a las comunidades o grupos mayores ligados por el territorio, la lengua, los linajes, todos ellos convertidos ahora en esos bienes preciados. Naturalmente que ligado a la lengua ya lo eran también los conocimientos enmarcados en ritos y mitos dentro de visiones cosmogónicas integrales que permitieron desarrollar lo que hoy denominamos astronomía, biología, medicina, ingeniería y, muy especialmente, arte y arquitectura (en menor medida, por su dificultad de tener expresiones físicas, la literatura).

En este punto, es dable suponer, se encontraban los amerindios al arribo de los europeos a América. Lo que sucedió fue el encuentro de dos mundos: dos cosmovisiones diametralmente opuestas que originaron transformaciones profundas pero supremamente negativas para los amerindios e inmensamente positivas para los europeos con sus respectivos ámbitos de dominio, donde también fueron definitivamente negativas.

El resultado de ese encuentro desigual, en términos de legado, fue que la civilización con poder dominante (militar y religioso) insertó a la fuerza algunos de sus legados (no los mejores) y expolió sin medida los legados (los mejores y más valiosos) de las civilizaciones sojuzgadas. Para los primeros se incrementó el acervo de “legados” en riqueza metálica, en productos-naturales y en hombres-mercancía y se han seguido incrementando exponencialmente a lo largo de los siglos; para los segundos consistió en una total y drástica ruptura de sus legados de los cuales algunos, en el siglo XXI, escasamente sobreviven.

Curiosamente ante la crisis global (cambio climático, de alimentos, de contaminación, de VALORES sobre el manejo que se le ha dado a la casa común del papa Francisco) que han propiciado los primeros, ahora están buscando los legados en sabiduría ancestral sobre el manejo de la Madre Tierra que ellos mismos buscaron borrar de la faz de la tierra.